Published: July 27, 2017

“Slaves of the Vast Machine”, la canción, comienza como un tsunami sonoro un “Slaves of the Vast Machine”, el disco, en lo que supone una única pieza de descarnado Black Metal en la onda de los primeros lanzamientos de Dark Funeral, Burzum o Mayhem, donde se juega con varios riffs para ir manteniéndonos atrapados durante sus tres cuartos de hora.

¿Tres cuartos de hora? Eso es. ¿Un solo tema? Has leído bien. ¿Y te lo has escuchado entero? Palabra ¿Y de una sola vez? Que sí, pesado. Aunque reconozco que con un libro de por medio.

La verdad es que en esta maratoniana composición hay tiempo para la melodía y la distorsión a partes iguales, así como podemos escuchar solos de guitarra trabajados y partes furiosas que se intercalan con otras más lentas. Los dos suecos que forman Obitus han sabido fundir escalas, acordes y arpegios para dar la continuidad necesaria a una única composición que incluso tiene partes casi atmosféricas, que no aburridas o de relleno.

Hombre, que sabemos de lo que hablamos, un solo tema de Black Metal pero y furioso, donde el vocal muchas veces ladra más que canta (su compatriota Fredrik Huldtgren de Canopy colabora con voces más deathmetaleras), ya sabes que puede derretir el cerebro a cualquiera, pero sí es cierto que Obitus logran mantener cierta tensión en su música, de hecho hay discos con diez canciones más monotemáticas de lo que encuentras en el segundo disco de este dúo, que ya habían debutado con su anterior “The March of the Drones” de 2009.

Uno de los problemas que le pongo a la extensa composición es que, si te llama más la atención una parte que otra, tendrás que mantener el dedo pulsando en la tecla de avance un buen rato. Es el único problema que le pongo, que no hay que olvidar que estamos en una época en que no se respeta casi nada de lo que se pueda descargar en dos minutos y todo tiene que ser «ya».

Así que ya tienes que saber lo que vas a escuchar en “Slaves of the Vast Machine” y las influencias de las que mama. Como hay Bandcamp puedes ponerte el tema e ir disfrutando de su rabia sónica y casi cíclica, que luego te quieras comprar el disco de Obitus ya es cosa tuya, que por cierto viene muy bien diseñado con fotos interesantes.